La dependencia mutua asegurada

LONDRES – Durante la Guerra Fría, la certidumbre sobre la “destrucción mutua asegurada” alejó de la catástrofe la carrera de las armas nucleares: un posible atacante afrontaría una represalia inmediata, con lo que los dos bandos acabarían aniquilados. Actualmente, está produciéndose una carrera muy diferente, por los recursos vitales de la Tierra, que amenaza con socavar la estabilidad de regiones decisivas del mundo. La dependencia mutua, cada vez mayor, de los países respecto de los alimentos, el agua y la energía de otros requiere que se adopte la reacción mundial en materia de sostenibilidad en el nivel político más alto.

A diferencia de la carrera de las armas nucleares del siglo XX, el programa de seguridad en materia de recursos no es lineal. Durante la Guerra Fría, la destrucción mutua asegurada fue reconocida explícitamente en declaraciones de los dos bandos. En la carrera por los recursos que caracteriza el siglo XXI, ninguno de los participantes amenaza directa o indirectamente a otros con limitar las exportaciones de alimentos o de energía, pero todos corren riesgos sistémicos.

Los países han llegado a ser ineludiblemente interdependientes y el cambio climático, la escasez de agua y la pérdida de la capacidad de resistencia ecológica aumentan la inestabilidad de la dependencia mutua. En un mundo de recursos limitados y escasos, los países y las empresas se verán obligados a adoptar decisiones que afectarán a la seguridad mutua.

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