El imperativo de la integración en África

Karl Marx predijo que los estados irían desapareciendo ante el surgimiento de una idílica sociedad comunista capaz de regular los desequilibrios económicos y dar poder a las masas. Le habría sorprendido muchísimo ver su profecía realizada no por el comunismo, sino por la globalización del liberalismo angloamericano. Abrir los mercados al libre flujo del capital, y no la dictadura del proletariado, es lo que ha hecho obsoleto el poder del estado.

Los mercados de capitales de hoy en día reúnen dinero para los gobiernos, clientes corporativos y clientes particulares, gestionan las inversiones de los fondos de pensiones y apuestan al nivel de los tipos de interés o el mercado de valores. Las transacciones basadas en derivados por parte de bancos de inversión, fondos de cobertura y otros participantes del mercado genera inmensas utilidades para los especuladores, al tiempo que priva a la economía real de inversiones productivas y creación de empleos.

Ningún grupo humano del planeta queda a salvo de las duras consecuencias de un sistema así. Cerca del 40% de los 6,5 mil millones de personas del mundo vive en la pobreza, y un sexto vive en condiciones de extrema pobreza. Sin embargo, los grupos de raza negra son las principales víctimas. En los Estados Unidos, la octava parte de los hombres de raza negra entre 25 y 34 años está en la cárcel, y tres de cada cinco hogares afroamericanos con niños tiene como jefe a una madre soltera.

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