

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
JOHANNESBURGO – Mientras la Reserva Federal de los Estados Unidos comienza a abandonar el programa de estímulo que inició hace casi un decenio, en las economías emergentes crece el temor a que un fortalecimiento del dólar traiga problemas para cumplir con los pagos de deudas denominadas en esa moneda. Es una inquietud que afecta especialmente a África, donde desde la primera emisión de eurobonos de Seychelles en 2006, la deuda total en eurobonos creció a casi 35 000 millones de dólares.
Pero aunque el comienzo de la retirada del programa de estímulo de la Reserva alteró los nervios africanos, también alentó a reconocer que hay formas más inteligentes de financiar el desarrollo que endeudarse en dólares. De las opciones disponibles, se destaca en particular una clase de activos: la infraestructura.
África, que según se estima, tendrá en 2050 una población de 2600 millones de personas, necesita con urgencia fondos para crear y mantener rutas, puertos, redes de distribución eléctrica, etcétera. Según el Banco Mundial, África debe invertir la friolera de 93 000 millones de dólares al año para renovar sus infraestructuras actuales; la inmensa mayoría de estos fondos (alrededor del 87%) se necesita para mejoras en servicios básicos como energía, agua, saneamiento y transporte.
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