Un mundo a la deriva

NUEVA YORK – Las anuales reuniones en primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial han permitido advertir dos tendencias fundamentales que impulsan la política y la economía mundiales. La geopolítica está alejándose decisivamente de un mundo dominado por Europa y los Estados Unidos y hacia otro con muchas potencias regionales, pero sin un dirigente mundial, y se acerca una nueva era de inestabilidad económica debida tanto a los límites físicos del crecimiento como a la agitación financiera.

La crisis económica de Europa ha sido el asunto principal de las reuniones del FMI y del Banco Mundial de este año. El Fondo está intentando crear un mecanismo de rescate de emergencia para el caso de de que las economías débiles europeas necesiten otro rescate financiero y se ha dirigido a la más importantes economías en ascenso –el Brasil, China, la India, los exportadores de petróleo del Golfo y otros– para que contribuyan a aportar los recursos necesarios. Su respuesta es clara: sí, pero sólo a cambio de más poder y votos en el FMI. Como Europa necesita un respaldo financiero internacional, tendrá que asentir.

Naturalmente, la de la petición por parte de las economías en ascenso de más poder es una historia muy conocida. En 2010, cuando el FMI aumentó por última vez sus recursos financieros, las economías en ascenso asintieron al trato sólo si se aumentaba en un seis por ciento, aproximadamente, la proporción de sus votos en FMI, con lo que Europa perdió un cuatro por ciento, aproximadamente. Ahora los países con mercados en ascenso piden una proporción aún mayor de poder.

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