67421f0446f86f380ef0b423_pa3689c.jpg Paul Lachine

Una prensa sin principios

NUEVA YORK - Julian Assange, el fundador de Wikileaks, está en las noticias nuevamente, esta vez después de el ex banquero suizo Rudolf Elmer le hiciera entrega de los registros confidenciales de alrededor de 2.000 personas ricas que, según él, contienen evidencias de lavado de dinero y evasión fiscal. Elmer fue rápidamente declarado culpable de violar las leyes de secreto bancario de Suiza, pero pocos periodistas han exigido que Assange sea procesado por su papel en el asunto. Eso, al parecer, ocurre sólo en los Estados Unidos.

Allí, en medio del debate sobre la continua divulgación de cables clasificados del Departamento de Estado de EE.UU., y mientras el gobierno amenaza a Assange con la extradición y el enjuiciamiento, los periodistas respetados buscan apresuradamente un techo que les proteja. Uno esperaría que los editoriales principales del New York Times, The Wall Street Journal y USA Today, por no mencionar todos los principales programas de televisión, defendieran el derecho de Wikileaks a publicar. En su lugar, todo lo que hemos oído es un silencio torpe, sordo e impresionantemente hipócrita... o peor.

La mayoría de los periodistas americanos entienden perfectamente que Assange no obtiene ilegalmente material clasificado; la parte con responsabilidad penal es quien entrega el material al sitio. Él no es el equivalente de Daniel Ellsberg, que en1971 entregó ilegalmente los Papeles del Pentágono, la historia secreta de las fuerzas armadas de EE.UU. en la guerra de Vietnam; más bien es análogo a The New York Times, que tomó la valiente y correcta decisión de publicar ese material .

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