Un giro hacia los pueblos

PRINCETON –  El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió el 1 de febrero para analizar la propuesta de la Liga Árabe de cese a la violencia en Siria. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, iba en representación de los Estados Unidos. A mitad de su discurso comenzó a dirigirse no al embajador sirio, que estaba en el sala, o siquiera al gobierno sirio, sino al pueblo sirio directamente. Dijo que el cambio en ese país requería del trabajo conjunto de todos los sirios de cualquier religión y etnia, en el que se velara por la protección y el respeto de los derechos de las minorías.

Dirigiéndose a aquellas minorías, prosiguió: “Escuchamos sus temores y respetamos sus aspiraciones. No permitan que el régimen actual los explote para extender la crisis.” Dijo a los empresarios, militares y otros líderes sirios que tenían que reconocer que su futuro está con el Estado, no con el régimen. “Siria es de los 23 millones de ciudadanos, no de un hombre o su familia.”

Hablar directamente a los ciudadanos –considerar a los ciudadanos de un país así como a su gobierno- no es solo una estratagema retórica. Si bien muchos expertos de política exterior se han centrado en el “giro de los Estados Unidos hacia Asia,” Clinton también ha ejecutado un giro hacia el pueblo, que ha sido menos mediatizado pero no por ello es menos importante. Ha introducido políticas, programas y reformas institucionales diseñadas para apoyar la diplomacia entre gobiernos y sociedades y entre una sociedad y otra, junto con las tradicionales relaciones de gobierno a gobierno. Estas iniciativas no acaparan encabezados pero transformarán gradualmente gran parte de la política exterior estadounidense.

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