¿Una nueva Santa Alianza?

LONDRES – La reciente reunión en el Vaticano del "Custodio de los Santos Lugares", rey Abdullah de Arabia Saudí, y el papa Benedicto XVI fue un acontecimiento transcendental, en particular por producirse en un momento en que los musulmanes radicales están censurando el papel de los "cruzados" en la política de Oriente Medio. También fue la señal más clara de una incipiente "Santa Alianza" entre los dirigentes conservadores del mundo, pues el auditorio principal para esa reunión del rey musulmán y el papa católico romano no fue el de sus seguidores, sino otro dirigente conservador, el presidente George W. Bush.

La primera "Santa Alianza" fue una creación del príncipe Metternich de Austria después de las guerras napoleónicas. Fue un intento de preservar la paz (y la seguridad del imperio austriaco, relativamente débil) mediante una coalición de unos vencedores que profesaban valores compartidos.

La "Santa Alianza" de Metternich fue la idea política original que surgió después de la derrota de Napoleón. Tras su elevado nombre se ocultaba una innovación de gran importancia diplomática: la introducción de un elemento de calculada contención moral en las relaciones internacionales. Los intereses creados que los miembros de la Alianza –Austria, Prusia y Rusia– tenían en la supervivencia de sus instituciones nacionales movían a cada uno de ellos a procurar evitar conflictos a los que en el pasado habrían contribuido automáticamente.

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