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Un círculo vicioso griego

BUENOS AIRES – En situaciones desesperadas se toman medidas desesperadas. El paquete más reciente para hacer frente a la insolvencia de Grecia ofrece un plan de recompra de bonos para aligerar la carga de la deuda del país. En esencia, se trata de una restructuración de la deuda realizada a través de la puerta trasera: el fondo de rescate de Europa, denominado Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por el nombre en inglés) prestaría el dinero para que Grecia recompre su propia deuda en el mercado secundario con grandes descuentos, imponiendo así una pérdida a los tenedores privados de bonos sin la necesidad de declarar una cesación de pagos.

Una característica recurrente en el debate sobre la crisis de la deuda de Europa es un precedente en América Latina. De hecho, muchos países altamente endeudados de América Latina llevaron a cabo recompras de deuda similares a finales de los años ochenta. La recompra que llevó a cabo Bolivia de cerca de la mitad de su deuda soberana en mora el año 1988, una operación financiada por donantes internacionales, es un ejemplo clásico. Pero la experiencia más relevante de América Latina en cuanto a recompra de deuda es un caso más reciente y mucho menos estudiado: Ecuador en el año 2008.

El Presidente Rafael Correa ha estado considerando la idea de una cesación de pagos desde la campaña presidencial de 2006 (el repudio de la deuda fue parte de su plataforma) y rápidamente obtuvo una calificación CCC de Fitch. Los motivos invocados por Correa (problemas legales sobre cómo los bonos fueron emitidos durante el canje de deuda del año 2000) no fueron asuntos que venían al caso. La amenaza de cesación de pagos fue una manera de deprimir los precios de los bonos en los mercados secundarios, solamente con el fin de recomprarlos a un descuento a través de la puerta trasera. Esa tarea fue encargada al Banco del Pacífico, que compró los títulos ecuatorianos que pronto entrarían en cesación de pago a un precio de 20 centavos o más por cada dólar – un nivel lo suficientemente bajo como para un recorte profundo, pero lo suficientemente alto como para ahuyentar a los inversores "buitre".

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