BERLÍN – Después del colapso del comunismo en Europa en el año 1989, muchos soñaron con construir un continente unido y libre del cual la Unión Europea iba a ser su núcleo medular. Sin embargo, 30 años después, los europeos despiertan y se despabilan ante una nueva realidad. En Europa occidental, los líderes políticos vetan una mayor ampliación del bloque por temor a que los europeos orientales no estén listos para acoger los valores liberales. Y, en Europa central y oriental, existe un creciente resentimiento hacia Europa occidental por su respuesta frente a la inmigración y a otros problemas.
BERLÍN – Después del colapso del comunismo en Europa en el año 1989, muchos soñaron con construir un continente unido y libre del cual la Unión Europea iba a ser su núcleo medular. Sin embargo, 30 años después, los europeos despiertan y se despabilan ante una nueva realidad. En Europa occidental, los líderes políticos vetan una mayor ampliación del bloque por temor a que los europeos orientales no estén listos para acoger los valores liberales. Y, en Europa central y oriental, existe un creciente resentimiento hacia Europa occidental por su respuesta frente a la inmigración y a otros problemas.