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Recordando el milagro de 1989

ESTOCOLMO – Este mes se celebra el 30 aniversario desde que Europa –y la civilización humana en general- comenzó a experimentar una transformación milagrosa que hoy está grabada en la memoria del mundo. En el verano de 1989, la Unión Soviética ya estaba en una caída terminal. El único interrogante era si el comunismo se desintegraría pacíficamente, o en medio de una explosión de violencia y devastación.

En la propia Unión Soviética, las políticas de glasnost y perestroika de Mijail Gorbachov habían abierto las compuertas del cambio, pero Gorbachov todavía parecía creer que el sistema comunista podía salvarse a través de la reforma. Mientras tanto, en la periferia del imperio soviético, muchos temían que un potencial colapso del sistema traería de vuelta los tanques del Ejército Rojo a las calles y las plazas de las ciudades. Los recuerdos de las persecuciones soviéticas en Berlín en 1953, Budapest en 1956 y Praga en 1968 se mantenían vivos, al igual que la severa represión de los estados bálticos en el período previo a la Segunda Guerra Mundial.

Nacida en el terror, a la Unión Soviética la habían sostenido las botas militares y la policía secreta. Nadie sabía si podía sobrevivir sin recurrir a la fuerza bruta una vez más. Eran momentos de nerviosismo para Europa. 

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