La transición hacia la sostenibilidad

NUEVA YORK – La crisis económica mundial va a acompañarnos durante una generación, no simplemente un año o dos, porque en realidad es una transición hacia la sostenibilidad. La escasez de materias primas y los daños causados por el cambio climático en los últimos años han contribuido a la desestabilización de la economía mundial que ha provocado la crisis actual. Unos desorbitados precios de los alimentos y los combustibles e importantes desastres naturales han desempeñado un papel importante en el socavamiento de los mercados financieros, el poder adquisitivo de las familias  e incluso la estabilidad política.

Visto así, una política esencial que los países desarrollados y en desarrollo deben aplicar para superar la crisis es la de construir infraestructuras idóneas para el siglo XXI. Algunas de ellas son: una red eléctrica eficiente alimentada  por energía renovable; redes de fibra e inalámbricas que transmitan la telefonía y la conexión de banda ancha a la red Internet; sistemas de agua, riego y alcantarillado que utilicen y reciclen eficientemente el agua potable; sistemas públicos de tránsito urbano e interurbano; carreteras más seguras; y redes de zonas naturales protegidas que conserven la biodiversidad y los hábitats de las especies protegidas.

Esas inversiones son necesarias a corto plazo para compensar la reducción del gasto mundial en bienes de consumo que subyace a la recesión mundial y –lo que es más importante– son necesarias a largo plazo, porque un mundo atestado con 6.800 millones de personas (y en aumento) no puede, sencillamente, sostener el crecimiento económico, a no ser que adopte tecnologías sostenibles que economicen unos recursos naturales escasos.

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