¿Nos atrevemos a tener nuevas células?

LONDRES – La Autoridad de Fertilización Humana y Embriología del Reino Unido (HFEA, por su denominación en inglés: United Kingdom’s Human Fertilization and Embryology Authority) ha lanzado una consulta pública con el objetivo de evaluar las posiciones frente a los polémicos nuevos procedimientos médicos destinados a prevenir la transmisión de enfermedades incurables que resultan de mutaciones en las estructuras celulares llamadas mitocondrias. Los partidarios de este tipo de investigación enmarcan las críticas a la misma como oposición a salvar vidas de niños y un impedimento para el desarrollo científico. Pero esta visión deja de lado un factor crucial del debate: las técnicas que se están desarrollando implican alteraciones genéticas permanentes que se transmiten a las generaciones futuras.

Las mitocondrias son los productores de energía, son la “pilas” de la célula, que contiene el único ADN que se puede encontrar fuera del núcleo de la célula –  37 genes, o aproximadamente el 0,2% de la composición genética de una persona. Si se toma en cuenta que estos genes están contenidos en el óvulo, y por lo tanto sólo se heredan de la madre, las nuevas técnicas pretenden sustituir las mitocondrias mutadas de la madre con la de una mujer donante sana que tenga óvulos sin mutaciones. Esto da lugar a embriones que contienen material genético de tres personas –  el padre y la madre del niño, además del material genético de la donante de óvulos.

Así que la verdadera pregunta es cómo el público se siente al cruzar la línea entre lo que son los tratamientos médicos para las personas existentes e irreversibles alteraciones genéticas que se transmiten a las generaciones futuras a través de la modificación genética de la línea germinal humana (la secuencia de las células germinales, como ser el esperma y los óvulos, que contienen material genético que un niño puede heredar).

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