Crisis y transformación

ANKARA – Se ha vuelto un cliché caracterizar a nuestra era como una de transformaciones múltiples y rápidas. No obstante, 2012 ha estado particularmente lleno de acontecimientos. No ha habido un solo día que no haya requerido una atención concertada y continua a crisis económicas, conflictos políticos y militares, levantamientos sociales, choque de culturas o problemas ambientales en algún rincón del mundo.

El vecindario inmediato de Turquía ocupó el primer lugar de la agenda política global en 2012 y así seguirá en 2013. Al norte de nosotros, Europa se encuentra en una encrucijada, pues atraviesa por un proceso de destrucción creativa, que potencialmente tendrá consecuencias de largo alcance más allá de los confines de la Unión Europea. Hacia nuestro sur, una búsqueda irreversible de dignidad, libertad, democracia y paz, está alterando el panorama político de la región.

Sobra decir que las medidas económicas por sí solas no pueden acabar con la crisis actual de la UE. Europa tiene que redefinirse a sí misma e identificar su misión nuevamente si es que quiere conservar su influencia geopolítica. La UE tiene que decidir si representa a una comunidad de valores o a una entidad estrechamente definida en términos geográficos cuyos impulsos excluyentes terminarán por erosionar su relevancia global.

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