US President Donald Trump and British Prime Minister Theresa May Dan Kitwood/Getty Images

El fin de la Gran Bretaña global

LONDRES – Hoy en día, las palabras y acciones de Gran Bretaña en el escenario mundial están tan en desacuerdo con sus valores que uno debe preguntarse qué es lo que le sucede a este país. A partir del referéndum Brexit de junio del año 2016, la política exterior británica parece haber colapsado – e incluso haber renegado de su pasado y sus ideas rectoras.

Peor aún, esto ha coincidido con la aparición de la errática administración del presidente estadounidense Donald Trump, que persigue objetivos que están completamente desvinculados de los de Gran Bretaña – y, de aquellos de Europa en general. El abandono del acuerdo nuclear con Irán por parte de Trump, combinado con la beligerancia en ascenso del presidente ruso Vladimir Putin y las ambiciones crecientes del presidente chino Xi Jinping, indican que el mundo está entrando en una fase que, de manera constante y creciente, es más conflictiva y peligrosa.

La evidente falta de química personal entre Trump y la primera ministra británica Theresa May – y la anglofobia de su nuevo asesor de seguridad nacional, John Bolton – garantizaron que el presente momento nunca llegue a ser el mejor para el Reino Unido. Pero, tampoco es de ayuda que generaciones de políticos británicos expertos en política exterior se hayan considerado a sí mismos como antiguos griegos que estaban frente a una Roma estadounidense. Para un británico como yo, esta analogía siempre parecía encerrar demasiada confianza. Al haber vivido en Estados Unidos, pude guardar sospechas sobre que los líderes estadounidenses no prestaban atención a los consejos de los diplomáticos británicos en la gran medida que a dichos diplomáticos les gustaba pensar que lo hacían.

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