Ukraine 2014 Election booth_Aleksandr Sinitsa_UNIAN Aleksandr Sinitsa/UNIAN

Mensajes del 25 de mayo

KIEV – Europa ha vivido recientemente dos elecciones decisivas, con resultados muy distintos. Mientras las elecciones presidenciales en Ucrania han sido ampliamente aclamadas como el fin del comienzo de la transición política de este país, las elecciones al Parlamento Europeo han sido vistas como el principio del fin de la idea de una unión cada vez más estrecha. La opinión pública europea ha reaccionado con contundencia a lo que percibe como excesos de integración. Estas dos elecciones, que tuvieron lugar el mismo día, no son sólo importantes por lo que dicen sobre la situación interna de Ucrania y de la UE sino por lo que una comparación entre las dos transmite. Si la UE y Ucrania quieren evitar pasos en falso en el futuro, deben aprender de las lecciones que dejan tras de sí los comicios del 25 de mayo.

Para los ucranianos, estas elecciones estuvieron marcadas por el factor riesgo. A raíz de las manifestaciones "Euromaidan" que provocaron la caída del gobierno del presidente Viktor Yanukovich, y tras cuatro meses de gobierno interino, los comicios se vivieron como una cita con el cambio, a pesar de que Poroshenko se erija como la encarnación misma del sistema tras haber ocupado el cargo de Ministro de Economía con Yanukovich, y de Ministro de Asuntos Exteriores con su predecesor, Viktor Yuschenko, así como ser elemento destacado del establishment económico.

Bien analizado, este planteamiento no debería sorprendernos. Los ucranianos se decantaron por la sensatez, votaron con la cabeza y no con el corazón. De hecho, los resultados indican que el atractivo de Poroshenko radica en gran medida en un programa centrado en responder a los retos más inmediatos, principalmente aquellos de naturaleza interna. Este programa contrasta con el de sus rivales, sobre todo con el de Yulia Tymoshenko, cuya campaña giró sobre una incorporación rápida a la OTAN y a la UE.

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